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Preconceptos de la enfermedad

Cinco mitos sobre el cáncer de mama

Se trata del tipo de cáncer más mortífero entre las mujeres de 20 a 59 años en todo el mundo. (Imagen ilustrativa).

El cáncer surge cuando las células del cuerpo se alteran y se reproducen de forma anormal y sin control. En el caso del cáncer de mama, estas células se multiplican dentro de los senos y forman pequeñas protuberancias. Dichas protuberancias pueden ser tumores benignos o fibroadenomas, que no ponen en riesgo la vida, o tumores malignos o cancerosos, que pueden ser peligrosos y en esparcirse a otros tejidos u órganos, explican especialistas del Instituto de Inmuno Oncología Dr. Ernesto Crescenti de Argentina.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el cáncer de mama es el tipo de cáncer más mortífero entre las mujeres de 20 a 59 años en todo el mundo, y las proyecciones indican que el número de mujeres diagnosticadas de cáncer de mama en las Américas aumentará en un 46 por ciento en el 2030. Estar informadas sobre la enfermedad, aprender a conocerse y estar atentas a las señales de alerta que brinde el cuerpo son los pasos más importantes para luchar contra esta amenaza.

A pesar de la gran cantidad de información difundida sobre la enfermedad, existen hoy en día mitos que se encuentran instalados en la comunidad y que pueden causar preocupaciones innecesarias. Es fundamental derribar esas ideas y desterrar la confusión para que todas las mujeres puedan decidir y ocuparse de su salud de forma consciente.

Los cinco mitos más comunes sobre el cáncer de mama son:

  1. Es casi siempre de origen genético: Sólo se han probado dos formas familiares de cáncer causadas por mutaciones específicas de los genes BRCA1 y BRCA2, y suponen entre el 5 y 10 por ciento de los casos. Aunque en una familia haya varios casos de cáncer de mama, muchas veces se deben a estilos de vida compartidos.
  2. Tener pechos pequeños es un factor protector frente al cáncer de mama: La mayoría de los tumores se desarrollan en las células mamarias de los conductos y los lóbulos, cuyo número no depende del tamaño de la mama. Generalmente, lo que hace la mama más pequeña o más grande es la grasa y el tejido fibroso.
  3. Las mujeres jóvenes no desarrollan cáncer de mama: Aunque es cierto que la enfermedad es más común en las mujeres postmenopáusicas, el cáncer de mama puede afectar a mujeres de cualquier edad. De hecho, las mujeres menores de 50 años suponen el 25 por ciento de los casos diagnosticados en el mundo.
  4. No se puede hacer nada para evitar la enfermedad: Practicar un estilo de vida saludable puede reducir las probabilidades. Está demostrado que aumentan el riesgo de cáncer de mama la vida sedentaria, la obesidad en la postmenopausia, una dieta rica en grasas saturadas y el tabaco, entre otros. Por lo tanto, se recomienda una dieta rica en frutas y verduras y baja en grasas, ejercicio físico, no fumar y controlar la ingesta de alcohol (no más de 2 copas/día).
  5. Cuando no hay síntomas no es necesario ir al médico: Según datos del Instituto Nacional del Cáncer, el 75 por ciento de casi 18.000 mujeres que son diagnosticadas cada año con esta enfermedad en la Argentina no tenían ningún factor conocido de importancia; muchas de ellas no tienen síntomas específicos. Por eso es esencial el control periódico.

Es necesario estar atentas a las señales de alerta que pueden dar indicio de la presencia de la enfermedad. Algunas de las más comunes son: dolor en un seno (fuera del período menstrual), secreción sanguinolenta de los pezones, engrosamiento en la mama, cerca de ella o debajo del brazo, cambio en el tamaño o la forma de la mama, piel escamada, roja o hinchada en la mama, el pezón o la aréola, pezón que se vuelve hacia adentro de la mama y huecos en la mama parecidos a la piel de la naranja.

La realización de autoexámenes mamarios y chequeos médicos periódicos, aumentan las probabilidades de superar la enfermedad. La prevención debe incluir controles ginecológicos y la realización de exámenes (mamografías y ecografías mamarias) dos veces por año. Estos estudios no invasivos, abarcan la exploración de las mamas y los ganglios que se encuentran en la axila, debajo y sobre la clavícula y en el cuello.

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