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Trombosis: factores de riesgo y formas de prevención

“La enfermedad tromboembólica venosa es prevenible”, afirman los especialistas. (Imagen ilustrativa).

La Sociedad Internacional de Trombosis y He­mostasia se encuentra trabajando para reducir la mortalidad y las secuelas asociadas con esta patología, definida como la formación de coágulos o trombos en las arterias (trombosis arterial) o en las venas (trombosis venosa).

En algunos casos, la trombosis puede obstruir la circulación sanguínea. Origina las tres principales causas de muerte cardiovascular en el mundo: el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular, que se producen cuando un coágulo obstruye una arteria del corazón o del cerebro, y el tromboembolismo venoso.

La enfermedad tromboembólica venosa es una sola entidad que abarca tanto a la trombosis venosa como a la embolia pulmonar (cuando el coágulo migra hacia el pulmón). De hecho, “tromboembolia venosa” se refiere al cuadro clínico generado por la migración del coágulo desde el sistema venoso al pulmón. La trombosis de las venas de los miembros inferiores es la más frecuente.

La embolia pulmonar puede ser asintomática o manifestarse frecuentemente con dolor de tórax y falta de aire. En circunstancias excepcionales como son las comunicaciones entre el lado derecho e izquierdo del corazón, un coágulo que se genera en el sistema venoso puede pasar al sistema arterial y ocasionar un accidente cerebro vascular.

En muchos casos de trombosis no se conoce la causa que la produjo, pero hay factores de riesgo bien definidos como la cirugía, el reposo prolongado, el cáncer, embarazo, puerperio, tratamiento hormonal y predisposiciones congénitas a desarrollar trombosis. En algunas cirugías el riesgo de desarrollar una trombosis venosa es mayor que en otras como son las intervenciones de rodilla o cadera y la cirugía oncológica.

La prevención

El equipo de Hematología del Hospital Austral de Argentina señaló que “lo más importante es que la enfermedad tromboembólica venosa es prevenible y una de las medidas básicas es la movilización temprana de los pacientes. Sabemos que alrededor de una de cada dos personas con trombosis ha estado hospitalizada y en general por una cirugía. Es así que todo paciente hospitalizado será evaluado a su ingreso para definir el riesgo de padecer una trombosis y el médico indicará un tratamiento acorde a su riesgo”.

En la mayoría de los pacientes, la prevención sólo es la movilización precoz y para algunos el uso de anticoagulantes durante la internación y aún luego del alta en su domicilio. En pacientes que no pueden usar anticoagulantes, se indican métodos que comprimen la pantorrilla para evitar el enlentecimiento del flujo venoso.

“Entre otras medidas de prevención tenemos la restricción de tratamiento hormonal anticonceptivo o de reemplazo en pacientes con antecedente familiar de trombosis o con diagnóstico de predisposiciones trombóticas conocidas como trombofilia”, agregó el equipo de Hematología.

Tratamiento

El tratamiento de trombosis se realiza con fármacos conocidos como anticoagulantes. Estas drogas inhiben la formación del coágulo evitando su progresión y con esto la migración al pulmón.

El tratamiento es una emergencia y la intensidad del mismo se define en función de la gravedad del cuadro. “Algunos pacientes podrán ser tratados en forma ambulatoria y otros en unidades de cuidado intensivo. Lo importante es que la prevención y un adecuado tratamiento permitieron observar en estudios internacionales reducción en la mortalidad de pacientes que sufren esta enfermedad”, finalizó el equipo de especialistas.

Es importante tener en cuenta que:

Si el coágulo se forma en la pierna (tormbosis venosa profunda) los signos de alarma pueden ser: dolor o sensibilidad que comienza generalmente en la pantorrilla, hinchazón del tobillo y pie, enrojecimiento y calor.

Si un coágulo migró a los pulmones (tromboembolismo de pulmón) los síntomas pueden ser: falta de aire inexplicada, aumento en la frecuencia respiratoria, dolor de pecho, aumento en la frecuencia cardíaca y mareos o desmayo.

Se debe realizar un diagnóstico y tratamiento temprano en personas que presenten alguno de los síntomas mencionados. También es ideal realizar actividad física ya que la inmovilización aumenta el riesgo de desarrollar un coágulo en la sangre.

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