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Las últimas horas de Obama en la Casa Blanca: la escritura y la lectura sus aliados

Presidente saliente de los Estados Unidos Barack Obama. (Dibujo: NOVA)

Por Carlos Villota Santacruz, corresponsal de NOVA en Colombia

En un momento en el que la mayor parte de nuestra política está dedicada a administrar un choque cultural desencadenado por la globalización y la tecnología y la migración, el papel de las historias en la unificación, el entablar conversaciones, en vez de marginar y dividir, es más importante que nunca”.

Con este argumento, el presidente saliente de los Estados Unidos Barack Obama hizo de la lectura y la escritura, el mejor de sus aliados, en los 8 años de Gobierno, que concluyen este 20 de enero de 2017.

Fue en la Oficina Oval, la residencia privada y los jardines de la Casa Blanca la fórmula que encontró el Jefe de Estado, para hacer frente a su agenda local y mundial “La lectura y la escritura me han permitido desenmarañar “muchas tendencias encontradas en mi vida: raza, clase, familia. Y creo, genuinamente, que es parte de la manera con la que pude integrar todas esas piezas de mí mismo para ser algo relativamente entero”, comentó.

Al mirar atrás en la vida del líder del Partido Demócrata, se confirma que Obama se enseñó “a sí mismo a escribir cuando era joven con la ayuda de un diario y escribiendo relatos cortos sobre sus tiempos como activista comunitario en Chicago. Trabajaba en esos cuentos al regresar del trabajo, usando las historias de la gente a la que había conocido.

Muchos de los relatos eran sobre personas mayores y estaban formados por un sentido de decepción y pérdida. “No era algo como el joven que va descubriendo cosas en el camino abierto, al estilo Jack Kerouac”, dijo. “Era más melancólico y de reflexión” en diálogo con medios hispanos en Washington.

Hace poco, le regaló a su hija Malia un Kindle lleno de libros que quería compartir con ella, incluyendo Cien años de soledad, El cuaderno dorado de Doris Lessing y La mujer guerrera de Maxine Hong-Kingston.

Para no ir más lejos, cada noche en la sede de Gobierno de los Estados Unidos –la Casa Blanca- leía durante una hora o más. Una lectura profunda y ecuménica, que incluye literatura de ficción contemporánea, la última novela que leyó fue The Underground Railroad de Colson Whitehead, novelas clásicas y trabajos de no ficción novedosa como pensar rápido, pensar despacio de Daniel Kahneman o La sexta extinción de Elizabeth Kolbert.

Quienes conocen de cerca a Obama, declaran que su legado comenzará asentirse con fuerza después de los 100 primeros días de su sucesor Donald Trump, que llega al cargo un bajo índice de popularidad y con más preguntas que respuestas de sus conciudadanos frente a sus derechos civiles, algo que el saliente presidente, parece no renunciar, sino que reafirmará a través de artículos, libros, conferencias y encuentros con una generación, que le extrañará. Su conectividad de pensamiento con Lincoln, Martin Luther King Jr es evidente. Lo será más aún con el paso del tiempo.

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