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Enfermedades autoinmunes

Psoriasis: cuando el propio organismo nos ataca

En este tipo de enfermedades, el sistema inmunológico se ve afectado y embiste al organismo por error.

Un informe elaborado por el Instituto de Inmuno Oncología Dr. Ernesto J. V. Crescenti de Argentina explica que en las enfermedades autoinmunes, el sistema inmunológico desconoce los propios componentes del organismo y los ataca con las células que están encargadas de su defensa. En el caso de la psoriasis, si bien se desconoce su origen, está estrechamente relacionada con una alteración del mencionado sistema.

En el transcurso de la atención clínica, se ha observado que la mayoría de los pacientes que poseen una enfermedad autoinmune por lo general están atravesando algún problema a nivel emocional o una situación de angustia o estrés.

Descripción de la enfermedad

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica, no contagiosa, que se presenta en forma de lesiones rojizas, cubiertas por escamas blancas y secas, que se localizan en distintas partes del cuerpo. En muchos casos, puede comprometer codos, rodillas, tronco, cuero cabelludo, palmas de las manos, plantas de los pies, uñas y articulaciones.

Su particularidad radica en la duración del proceso de recambio de las células de la capa superficial de la piel. El tiempo de este proceso es generalmente de 28 días, pero en pacientes con psoriasis sea realiza en el lapso de entre tres y cuatro días.

La psoriasis puede presentarse en lactantes, niños y adultos, afectando indistintamente a hombres y mujeres. Si bien tiene un origen genético y está relacionada con una alteración del sistema inmunológico, puede ser desencadenada por múltiples factores: bacterias, virus y hongos, determinados medicamentos, consumo de alcohol y tabaco, estrés, climas fríos, rascado o fricción frecuente y cambios hormonales.

Síntomas frecuentes

La psoriasis es una afección que el paciente padecerá durante toda su vida, habiendo periodos en los que desaparezca y otros en los que resurja con mayor intensidad.

Los síntomas más frecuentes son: espacios de piel irritados y rojos, piel seca (cubierta con escamas), lesiones genitales, dolor articular, cambios en las uñas (color amarillento, hoyuelos y separación entre la uña y la piel) y descamación abundante del cuero cabelludo.

Con el tratamiento apropiado, generalmente no afecta la salud física general. Pero estar atento a las recomendaciones del médico tratante puede mejorar la calidad de vida del paciente.

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