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A 50 años de la Guerra de los Seis Días, ¡que aún terminó!

"Una guerra corta y militarmente exitosa, pero no fue fácil", analiza Israel Rabinowicz.

Por Israel Rabinowicz, corresponsal de NOVA en Israel

Lo que se conoce como la Guerra de los Seis Días en realidad finalizó el primer día. En ésas 24 horas iniciales, la aviación israelí destruyó el 85% del potencial aéreo de los egipcios, y lo hizo sin que pudieran levantar vuelo, en suelo, estacionados.

Aunque la tensión era permanente, se agudizó cuando el 22 de mayo de 1967 Egipto bloqueó nuevamente el Estrecho de Tiran, para Israel un verdadero acto de provocación y de guerra violatorio del acuerdo de 1956 que le impedía hacerlo.

El 18 de mayo de 1967, el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser requirió al entonces secretario general de la ONU la retirada inmediata de las fuerzas estacionadas en territorio egipcio. En un ambiente de creciente tensión, Egipto recibió el apoyo soviético y de los demás países árabes, mientras que Estados Unidos un tibio apoyó a Israel que incluía pedidos de calma.

Cada uno comenzó a prepararse: Israel movilizó a sus reservistas, Egipto firmó un pacto militar con Jordania y Siria, y tropas de Irak ingresaron a través de Jordania para rodear a Israel.

El 5 de junio Israel se adelantó con un ataque que de sorpresa nada tenía, todo estaba en el aire, era cuestión de días, a pesar de que ya hacía meses que los preparativos de la fuerza aérea estaban marcados. Cada piloto conocía su objetivo. Sorprendió encontrar a Egipto con los brazos caídos; sus pilotos, lejos de sus aviones y éstos estacionados al descubierto.

Una guerra corta y militarmente exitosa desde cualquier parámetro con que se la analice, pero no fue fácil. Solamente dentro de la fuerza aérea, Israel perdió 46 pilotos y 50 aviones, sirvan los números para una proyección mayor.

Israel había asumido la decisión política de que, si no daba el primer paso, no enfrentaría a Jordania. Pero engañada por Egipto ingresó a la guerra y ahí cambió la historia.

El Sinaí egipcio, la franja de Gaza, Cisjordania, la ciudad vieja de Jerusalén y los Altos del Golán sirios cayeron en esos seis días en manos de Israel. El territorio ocupado por Israel pasó de poco más de 20.000 kilómetros cuadrados a 102.400.

Pese a las protestas de la ONU y el desacuerdo de las grandes potencias, el Parlamento israelí acordó el 23 de junio la anexión de la parte árabe de Jerusalén.

La victoria de Israel en 1967 inició el elemento esencial del problema Israel - palestino hasta nuestros días: la situación de los territorios ocupados de Gaza, Cisjordania y la parte árabe de Jerusalén.

Existen numerosas constancias de que, pese al acuerdo militar que había suscripto con Egipto, Amán fue advertido que quedara fuera de cualquier conflicto.

El rey de Jordania, Hussein, ignoró la petición de Israel y se unió con Egipto y Siria. Sus fuerzas fueron derrotadas por Israel, y perdió el dominio de Cisjordania y Jerusalén del Este. Por eso, en estos días se festejen los 50 años de la unificación de Jerusalén.

En junio de 1967, no había nada que se llamara Estado palestino; no existía y nunca había existido. Su creación, propuesta por la ONU en 1947, fue rechazada por el mundo árabe porque significaba también el establecimiento paralelo y el reconocimiento del Estado judío.

Cisjordania y Jerusalén del Este estaban en manos de Jordania. Violando acuerdos solemnes, Jordania negaba el acceso a los judíos a sus sitios más sagrados en el este de Jerusalén.

Mientras tanto, la Franja de Gaza estaba bajo control egipcio con un severo régimen militar impuesto sobre los residentes locales. Y las Alturas del Golán, que eran utilizadas regularmente para proteger comunidades israelíes al pie de la montaña, le pertenecían a Siria.

El mundo árabe pudo haber creado un Estado palestino en Cisjordania, en Jerusalén del Este y en la Franja de Gaza si hubiesen querido. No lo hicieron. Ni siquiera había una discusión acerca de ello. Y los líderes árabes, quienes hoy profesan un increíble apego con Jerusalén del Este, no la tenían en cuenta. Una guerra que todo lo cambió.

Por un lado, preparó el terreno a la siguiente guerra, la de Iom Kippur, en la que Egipto, ya bajo la presidencia de Anwar el Sadat, salvó su honor, lo que permitió el histórico acuerdo de paz. Ello lubricó el camino para que Jordania fuera la segunda.

Por el otro, bajo la política de los hechos consumados al día de hoy, casi 450 mil judíos israelíes -quienes, con el apoyo de los diferentes gobiernos de Israel, crearon ciudades y colonias en las zonas anexadas- con los años los extremismos fueron ganando posiciones.

Son 50 años en los que la palabra paz es la más pronunciada, la que todos invocan y la que cada vez se torna más inalcanzable. Ahora, llegó el tiempo del presidente Donald Trump para intentarlo; todos los anteriores fracasaron. De problema local ahora se convirtió en zonal.

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