Nacionales
El poder sin límites

Los problemas de Horacio Cartes con la democracia

Horacio Cartes (Dibujo:NOVA).

Por José Maria Quevedo

Los problemas de Cartes con la democracia empezaron a los pocos días de iniciar su mandato y cuando el Ejecutivo envió al Congreso el proyecto que modificó la Ley de Defensa y permitió al presidente desplegar tropas en territorio nacional. Pero el problema no fue tanto la Ley en sí sino su aplicación. Desde que la FTC empezó a operar en el norte se han producido ejecuciones sumarias que jamás se investigaron, muertes dudosas y sin resolver dentro de la propia fuerza e innumerables detenciones arbitrarias y torturas de personas que nada tienen que ver con los grupos armados.

Durante el Gobierno del Grupo Cartes, la Fundación Ñande Paraguay funcionó como un “Congreso paralelo” desde el que se ordenaba qué y cómo votar en la Cámara Baja.

Desde ese lugar aseguran que salían los “sobres” que cada diputado (y algún que otro senador) “fiel” recibía como recompensa a su labor parlamentaria.

El pago de sobresueldos fue denunciado por el propio presidente Mario Abdo cuando era senador.

La exdiputada Cynthia Tarragó también denunció la existencia de “sobornos” y en NOVA un exsenador opositor relató en detalle como el cartismo intentó comprar su voto a favor de la enmienda.

“No seas ‘vyro', nadie te va a reconocer tu integridad o tu ética, con eso y siendo buen senador, no vas a ir al supermercado. Qué te calienta lo que diga la gente” contó que le dijeron los emisarios cartistas portafolio lleno de de dólares por medio.

Un negocio más, eso es para Cartes la política.

Y fue precisamente el proyecto reeleccionista el que superó todos los limites de la institucionalidad.

Aliado al luguismo (grupo político que también conspiró y mucho contra la democracia durante todo 2017) el cartismo intentó por todos los medios aprobar la iniciativa para un referendo reeleccionista.

Al no contar con los votos en el Senado y al no poder “comprar” los apoyos suficientes, puso en marcha un golpe contra el titular del Congreso, Robert Acevedo, que terminó con Julio Velázquez como presidente “de facto” y la aprobación de la enmienda en una sesión “mau” y secreta en la bancada del FG.

El atropello se tradujo en la inmediata indignación ciudadana que se movilizó para impedir el quiebre democrático.

La policía cartista actuó con violencia contra políticos y manifestantes llegando a herir gravemente al diputado liberal Acosta y al candidato a presidente y principal opositor a la enmienda, Efraín Alegre. Pero ninguno de estos hechos fue tan grave como el atraco a la sede del principal partido de la oposición y el asesinato del joven militante Rodrigo Quintana.

En medio de la crisis, Cartes también cargó contra la prensa, amenazando con la cárcel a los periodistas Oscar Acosta y Menchi Barriocanal, conductores del noticiero más visto del país a los que acusó de “incentivar a la violencia” por haberse pronunciado contra la reelección y el respeto a la Constitución.

El poder corruptor de HC alcanzó ala justicia que a través de un polémico fallo lo autorizó a competir por una banca en el Senado estando en el ejercicio de la Presidencia.

Cartes también utilizó el Ministerio Público como herramienta de presión política y controló a jueces y fiscales por intermedio de sus operadores, Oscar González Daher es un claro ejemplo de esto.

Los últimos dos hechos que confirman el absoluto desprecio total del expresidente por la democracia son la decisión de no participar de la toma de mando de Mario Abdo y el retiro de la Bicameral de Presupuesto de su Bancada en Diputados, último bastión de resistencia cartista.

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