“Palabras muy profundas que nos invitan a todos a reflexionar y abrazar con más fuerza la lucha contra la corrupción y el trabajo por la justicia para todos los paraguayos”

“El país y el pueblo están cansados de la injusticia, la corrupción, la impunidad y de aquellos que abusan del poder” dijo el obispo bajo la atenta mirada del mandatario y sus ministros ubicados en la primera fila de la explanada de la basílica.

“Miremos la casa de Astrea, la casa de la justicia. La ley no es igual para todos. Es sabido que los políticos tienen sometidos a los jueces y fiscales. Recordemos lo que dice la palabra de Dios “sus hijos no siguieron su camino y fueron atraídos por el lujo”. Gracias a Dios todavía hay algunos magistrados que han logrado escapar a la corrupción. Hay casos excepcionales. Igualmente hay malestar de la ciudadanía a varios de nuestros representantes porque se han alejado de temas de la sociedad. Llevan en sus espaldas tráfico de influencias, salarios altos y mecanismos de presión y otras cosas. El país está cansado. El pueblo está cansado de esa clase de autoridades, cansado de la injusticia”, expresó el prelado.

También habló de la falta de oportunidades para "un empleo digno, de la inseguridad y violencia reinante en las calles, de los egoístas que solo buscan su bienestar individual, de los insaciables de dinero y de poder"

“El paraguayo está cansado de los que pretenden enseñar a los niños y niñas ir contra su propia naturaleza, de los que pretenden sustituir los valores familiares con el individualismo y el libertinaje, de la pornografía, los robos, la violencia, secuestros y homicidios”

Valenzuela pidió recuperar dos valores fundamentales en la vida de las personas, la integridad y la honestidad. ¿Para qué sirve la tecnología más avanzada si los líderes y las personas que están en los puestos claves no tienen integridad y no son honestos? No sirven para liderar” preguntó.

"Un líder que no es integro, honesto, que recibe regalos queda incapacitado para liderar. La honestidad es una virtud moral y cívica. Tener líderes corruptos resulta carísimo para un país. En cambio un ciudadano honesto es aquel que no miente, que respeta la palabra dada y es incapaz de cualquier apropiación indebida", indicó.

Dijo igualmente que el país necesita de "hombres nuevos, nueva levadura, cristianos que sean luz del mundo”.

“La ley no es igual para todos, es sabido que los políticos tienen sometido a los jueces y fiscales, mediante organismos manejados por ellos mismos. Estamos al borde la justicia por mano propia”, afirmó.

La iglesia y Abdo en plena sintonía.