Sin embargo, el planteo de la línea de tres en el fondo, dejó muchísimas dudas y la pasó mal durante todo el partido. Tanto Gabriel Mercado, Nicolás Otamendi y Nicolás Tagliafico, no se complementaron con los mediocampistas para contrarrestar a su rival.

En el segundo tiempo, cuando parecía que Argentina se la veía “armada” de mitad de cancha hacia adelante, llegó lo peor. Una jugada cerca del área, en donde Mercado jugó hacia atrás con Wilfredo Caballero, quiso salir jugando con los pies y le cedió la pelota a Ante Rebic que con una formidable volea anotó el 1 a 0.

A partir de ahí, el equipo se partió de forma literal. Lionel Messi desapareció del mapa, y las imprecisiones se hicieron una constante en el conjunto argentino. El nerviosismo, se apoderó de muchos jugadores y en vez de jugar al fútbol, se dedicaron a discutir con el árbitro y a increpar a rivales.

Con Gonzalo Higuaín, Cristian Pavón y Paulo Dybala, el oriundo de Casilda -que no se le cayó una idea durante todo el partido- buscó más profundidad, pero el equipo estaba diezmado, sin alma y sin ideas. El “Huevo” Acuña, fiel a su apodo, fue el único rescatable del once titular, se comió la cancha y creó las únicas situaciones de peligro que tuvo Argentina.

A falta de 10 minutos, con la defensa mal parada en un contraataque croata, Luka Modric sacó un fuerte remate a la izquierda de Caballero y marco el 2 a 0. Para colmo, ya con el tiempo cumplido, Croacia no se conformó con el resultado y fue a buscar la frutilla del postre. En una jugada, en donde de manera infantil los jugadores argentinos quedaron pidiendo posición adelantada, Croacia por intermedio de Ivan Rakitic sentenció el marcador.

De esta forma, Argentina no depende de sí mismo para clasificar a la siguiente ronda, ya que deberá poner los ojos en el partido de Islandia y Nigeria, y luego derrotar a los africanos en la última fecha. Bronca, dolor y tristeza.