De a poco, el gobierno de Cartes se va posicionando. Primero fue la decisión irrevocable de descontar los días no trabajados a los docentes que estuvieron en huelga casi un mes; ahora, dejando sin protección a los choferes que fueron despedidos de la línea 30 por no pactar con la patronal y reclamar mejoras en las condiciones laborales.
La súpercualificada ministra de Trabajo Sheila Abed, poco ha hecho por solucionar este conflicto que lleva más de un mes y mereció la atención de periódicos del mundo entero. “Las posiciones son irreconciliables” se limitó a decir olvidando que precisamente su papel es intervenir cuando las negociaciones entre obreros y empresarios no avanzan y defender los trabajadores cuando una empresa viola los derechos laborales como ocurre en este caso.
Juan Villalba, secretario de la Federación de Trabajadores del Transporte y una de las nueve personas crucificadas, dijo que el gobierno es responsable de la situación “por no hacer los controles correspondientes” y lamentó que el Ejecutivo no convoque una nueva tripartira entre choferes y representantes de la empresa Vanguardia SRL.
“Es una irresponsabilidad del Gobierno no llamar a las dos partes para mediar una salida” dijo el sindicalista.
En la última reunión, la empresa ofreció reincorporar a seis de los nueve trabajadores despedidos, pero los huelguistas rechazaron el ofrecimiento y exigieron que sean readmitidos los nueve.
Lo choferes en huelga fueron despedidos por agremiarse, algo que ningún empresario puede hacer, pero evidentemente la ministra no lo entiende así ya que en vez de ordenar que se les restituya en sus puestos a intentado convencer a los trabajadores que acepten la propuesta de Vanguardia.
“No podemos aflojar. Los compañeros fueron despedidos por agremiarse, son despidos injustificados. No hay libertad sindical en la institución” afirmó Villalba.
