Los datos obtenidos a través de la Primera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2011 señalan que el 57,6% de los/as paraguayos/as cuentan con sobrepeso y obesidad, mientras que el 22,8% es netamente obesa. Este mal fue declarado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como la epidemia del Siglo XXI.
La cartera sanitaria señala que esta enfermedad metabólica crónica puede ser tratada y prevenida con la implementación de un estilo de vida saludable. Esta enfermedad crónica exige normas de comportamiento pautadas de actividad física, sumados a un plan nutricional, y sobre todo a la concienciación de la población sobre los riesgos que implica una mala alimentación.
Remarcan que la consigna no es privarse de alimentos, sino más bien, consumirlos en pequeñas porciones sin pasar por alto las cinco comidas (desayuno abundante, media mañana, almuerzo, merienda y cena), para ello, el equilibrio en la alimentación es fundamental.
Cabe resaltar que la calidad de los alimentos se mide por el tipo de comida que optamos a la hora de consumir. Los expertos en el ámbito de la nutrición aducen, que para mejorar nuestra estado físico, y por ende nuestra salud, es indispensable incluir en la dieta diaria, frutas y verduras, y evitar el consumo de grasas y comida chatarra.
Está visto que una mala nutrición (obesidad/sobrepeso), a la larga puede desencadenar serios problemas a la salud. Este mal no es solo una cuestión de estética sino de bienestar y salud. Las consecuencias de la obesidad son varias, y varían desde una muerte prematura (en los casos crónicos), u ocasionar condiciones no fatales, aunque sí limitantes, que pueden repercutir negativamente en la calidad de vida de la persona.
En el adulto, la obesidad es el principal factor determinante de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes tipo 2, y algunas formas de cáncer originadas en mamas, endometrio, próstata y colon.
Niños son los más expuestos
Tanto el sobrepeso como la obesidad hace unos años atrás, eran problemas exclusivos de los adultos. Actualmente esta tendencia se ha modificado, inclinándose hacia la franja infantil. Esto se debe a que la ingesta de comidas rápidas o chatarras se realiza a más temprana edad, ocupando un sitial importante dentro de la alimentación.
