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En la primavera de 1987, los Guns N” Roses habían impactado a todo el planeta con su rebelde hard rock y su sonido que hacían acordar a los principios de los Rolling Stones mezclado con el glam rock de los New York Dolls y Hanoi Rocks.
Su disco debut sobrepasó todo tipo de expectativas, ya desde el título “Apetito por la destrucción” hasta sus canciones, quebraron cabezas alrededor del planeta, tanto del público del rock como del metal. Una muestra del éxito es que hasta el presente la placa discográfica lleva vendidos 36 millones de copias.
Si bien el disco se había editado en julio del mismo año en Estados Unidos, a mediados de septiembre llegó al resto del mundo y en octubre su éxito fue arrollador. En ese año, los Guns terminaron vendiendo tres millones de copias.
Durante 1987, la Nueva ola del heavy metal británico (NWOBHM) lideraba en el Reino Unido, gracias a Iron Maiden, Def Leppard y Motörhead. Del otro lado del atlántico comenzaba a aparecer el thrash, comandado por Metallica y el éxito del glam y soft metal con Mötley Crüe, Poison, Bon Jovi y de los suecos de Europe a la cabeza.
Ante este escenario, la aparición de los “revólveres y rosas” fue una “patada al hígado” para esos estilos que a partir del impacto de Axl Rose y compañía tuvieron que abrir los ojos y mirar bien hacia donde iban o, mejor dicho, tratar de sobrevivir.
Con grandes composiciones como “Bienvenidos a la jungla”, “Ciudad Paraíso” y “Mi dulce nena”, el álbum se convirtió en el debut más exitoso de un grupo en toda la historia del rock.
