Cultura
Natalicio de Manuel Ortiz Guerrero

Hace 115 años nacía en Villarrica uno de los grandes poetas de Paraguay

Manuel Ortíz Guerrero nació en el barrio Ybaroty, donde curiosamente hoy se encuentra el Corsódromo.

Un día como hoy, pero del año 1897, nacía en la ciudad de Villarrica el Poeta Manuel Ortiz Guerrero, hijo de Vicente Ortiz y Susana Guerrero, quien falleció al dar a luz a su hijo.

Ortiz Guerrero fue criado por su abuela paterna, Doña Florencia Ortiz. Realizó sus primeros estudios en una escuela de Villarrica, destacándose en su niñez por su contracción a las faenas escolares.

Tímido y retraído, era afectuoso y afecto a la soledad. En el Colegio Nacional de Villarrica descolló como recitador y, por entonces, pergeñó sus primeros versos. Sus compañeros comenzaron a llamarle con el apodo que lo inmortalizaría: Manú.

Publicó sus primeros poemas en la “Revista del Centro Estudiantil”, luego de lo cual, periódicos capitalinos le abrieron sus puertas. Una de sus obras más consagradas, el bellísimo poema “Loca” apareció en la revista “Letras” y concitó la atención general y con él, el poeta llegó al alma de su pueblo.

Cuentan que estando Manu en un bar, entra Anselmita Heyn, una de las mujeres más hermosa y codiciada del país allá por 1930. Manu estaba recitando unos versos y al terminar, ella le envía un billete en paga por su arte. El, al recibirlo, le escribe un verso al dorso del billete, y se lo devuelve en el momento.

El poema se llama “Endoso lírico” y hoy, día del natalicio de Manu, lo compartimos con ustedes, y dedicamos de manera muy especial a todos aquellos que andan en esta vida corriendo como locos detrás del dinero, hipotecando sus pensamientos, sentimientos, ideales y dignidades.

"Endoso Lirico"

No todo en este mundo es mercancía

ni tampoco el dinero es el blasón

mejor pulido por la cortesía

para la ufanía de mi corrección.

Sobre la torre de mi bizarría

sin mancha flota el lírico pendón:

como ebrio de azul, hago poesía,

pero honrado es mi pan, como varón.

Devuélvole este billete a Ud. precioso

con mi firma insolvente por endoso:

sométalo a la ley de la conversión,

que, a pesar de juzgárseme indigente

llevo un Potosí de oro viviente

que pesa como un mundo: el corazón

(x)Colaboración de José David Bogado

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