La reunión clave se produjo anoche en la casa de Líder Amarilla. Blas Llano explicó a su equipo por qué consideraba que había que apoyar el proyecto oficialista e intentó convencerlos de que la única opción real de poder para los liberales pasa por concretar una nueva alianza con Fernando Lugo.

Lo que no esperaba Llano (o sí) es que la dirigencia expresara sus dudas respecto al compromiso del expresidente con el proyecto político que el mismo debería encabezar.

Y fue el exministro Humberto Blasco el que terminó por dejar en suspenso el apoyo a la enmienda al plantear sus dudas con relación a la posición de Lugo.

A la mayoría de los liberales llanistas (y a cualquiera que analice la situación) no les cierra que el principal beneficiario del proyecto reeleccionista se niegue a votar a favor de la enmienda.

La intervención de Blasco trajo a la memoria de los presentes la difícil relación (por no decir imposible) que tuvieron con el hoy senador cuando intentaron gobernar el país en alianza.

Una vez más (y como en 2012) todo depende de Lugo.