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La excusa es tener más tiempo para recorrer el país y dialogar con “las bases”. ¿El verdadero objetivo? Despegarse de la izquierda para captar adherentes dentro de los grupos que no comulgan con esta ideología pensando en una posible candidatura presidencial en 2018.
La recomendación se la hicieron los integrantes de su círculo más íntimo: “Kencho” Rodríguez, Efraín Enríquez Gamón y su exsecretario privado, Miguel Rojas.
Más allá que públicamente el Frente Guasu trató de no darle demasiada importancia al hecho, la decisión de Lugo cayó como una bomba generando un profundo malestar entre sus pares.
Por un lado, algunos piensan que si la izquierda pretende volver a gobernar debe aliarse con los sectores conservadores y que Lugo es la única persona capaz de acercar al Frente a estas personas.
Otros (por el contrario) creen que para construir una alternativa progresista hay que sincerarse, purgar filas y pensar a largo plazo.
Los máximos dirigentes del Frente reconocen en el “off the record” que han sido incapaces de generar un líder que represente el pensamiento progresista y sin Lugo, temen quedar huérfanos. Por eso, prefieren aguantar calladitos los desplantes de Lugo “por lo menos, hasta las municipales”.
La hipótesis Luguista
Los consejeros de Lugo están convencidos que en la última elección el FG sacó 238 mil votos gracias a Lugo y que esos votos constituyen un gran capital político y que poniéndose más al centro, podría mantener los votos de los sectores populares y captar el de los colorados y liberales disidentes y los sectores conservadores, posicionándose como la mejor alternativa ante un eventual intento reeleccionista de Horacio Cartes.
