La Generación Z ya no toma tereré: priorizan la individualidad y la independencia por encima de los rituales colectivos
El tereré, emblema de la identidad paraguaya y ritual cotidiano de encuentro, empieza a perder terreno entre los más jóvenes. Según un estudio reciente sobre hábitos y valores de la Generación Z en Paraguay, uno de cada dos jóvenes de entre 18 y 19 años afirma no tomar tereré.
Este cambio no es menor. Durante décadas, la ronda de tereré fue sinónimo de comunidad, conversación y pausa compartida. Hoy, sin embargo, la nueva generación parece priorizar la individualidad y la independencia por encima de los rituales colectivos que marcaron a sus padres y abuelos.
El fenómeno se enmarca en transformaciones más amplias: los jóvenes muestran una preferencia creciente por la autonomía laboral, rechazan los horarios rígidos y manifiestan poco interés por oficios tradicionales. Dos de cada diez aseguran no querer tener jefes ni rutinas fijas, una postura que refuerza su deseo de autodeterminación.
Mientras el tereré pierde espacio, otras costumbres emergen. El vapeo reemplaza al cigarrillo, las bebidas energéticas sustituyen al mate frío, y las conversaciones en redes sociales ocupan el rol que antes tenía la ronda bajo la sombra de un árbol.
No se trata de una ruptura total, sino de una redefinición cultural: la Generación Z sigue siendo paraguaya, pero con nuevas formas de expresarlo. El desafío está en comprender cómo equilibrar la búsqueda de independencia con la preservación de los espacios de conexión que dieron identidad al país.







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