El escándalo tomó mayor visibilidad tras la difusión de un video en el que se observa al subjefe del destacamento Lince, Oscar Ferreira, increpando a uno de sus subalternos y sugiriéndole, sin demasiados rodeos, que “se vaya de acá entonces”. La escena, lejos de calmar los ánimos, alimentó el malestar entre los agentes de menor rango, que ya venían cuestionando la forma en que se distribuyen los días libres durante las fiestas.

La denuncia apunta a que cada uniformado que quisiera librar en Navidad, el feriado del 26 de diciembre y Año Nuevo debía abonar 200 mil guaranies. Un esquema sencillo: el que paga descansa; el que no, trabaja. Todo mientras la versión oficial insiste en que no hay nada fuera de lo normal.

Ante la polémica, el director del Grupo Lince, comisario Gustavo Ruiz Díaz, aclaró que los hechos registrados en el video ocurrieron la semana pasada y que se dio aviso a Asuntos Internos para investigar un caso de “indisciplina”, una categoría que, convenientemente, evita pronunciar la palabra corrupción. Además, explicó que el subjefe mencionado no se encontraba de servicio ese día, ya que jefe y subjefe “se turnan”, como si la rotación diluyera cualquier responsabilidad.

Ruiz Díaz aseguró que las guardias se asignan mediante notas de servicio, con listados elevados a la Dirección, y que la distribución del personal durante Navidad y Año Nuevo se realiza de forma equitativa, considerando que “somos humanos” y que es importante compartir con la familia. Según su relato, el conflicto se habría originado porque algunos agentes —especialmente los más jóvenes— prefieren librar en Año Nuevo y no todos pueden hacerlo.