Opinión
En broma y en serio

Coronavirus, bacterias y humanos: no hay enemigo chico

Coronavirus (Dibujo:NOVA).

Por Domingo Laino

Jamás escribiría sobre este tema porque está muy lejos de lo que siempre estudié. Me sentiría temerario o atrevido.

Sin embargo, dentro de la cuarentena, al escuchar radio o ver la TV he apreciado que desaparecieron presentadores, locutores y periodistas.

Hoy día ya no perifonean como antes. Todos son para-enfermeros, curanderos o para-médicos. Escucho a Rubín, Rehnfeldt, Clari, Acosta y también a Edilberto Vargas, hablando de antibiótico, bioseguridad, barbijo-tapaboca.

En la TV la veo a Menchi con Santi y Dios Corneta hablando de insumos hospitalarios y el cuidado a la 1a línea. Le sigue Fito Cabral, Jorge Torres, Carlos Toche con el Gallo y la Paloma y hasta Luis Bareiro, pregonando: debe aislarse, quédate en tu casa y recetando alcohol con gel, lavandina, jabón y lávese las manos.

El cambio fue espectacular. Todos se han convertido en técnicos o expertos. Solo falta que vistan la bata blanca.

Este nuevo escenario mucho me animó y hoy ya no importa que fuera atrevido o temerario.

Además recuerdo, que viajando por los pueblos y visitando tribus, chamanes y curanderos me enseñaron la medicina del TYEKUE JERE, AKARASY, AKANUNDU, PY’A RURU, SUSU’A, PY’A JERE, TY’E RASY, y mucho más .

Y con mi gran amigo Richard Alan White (Q.E.P.D.) andando por la bella Chiapas, también conversamos con los curadores del Ejercito Zapatista, que con mascara-tapabocas aunque no por el “virus”, mucho nos enseñaban sobre remedios y enfermedades.

En consecuencia sigo con Anton Van Leeuwenhock inventor del microscopio (1650) y nacido en Holanda; descubrió que existía otro mundo, el mundo de los invisibles. Vio con sus propios ojos, a través de su invento, a los millones y millones de “seres” infinitamente pequeños que habitaban con nosotros nuestra tierra.

Este gran hombre iluminó a la ciencia sobre la vida de los animalillos invisibles y que la humanidad, hasta entonces ignorante, no se percataba de la existencia de estos salvajes micro-asesinos que dejaban sin vida a millones de habitantes.

Hoy día sabemos por ejemplo:

No confundir la infección por bacteria o por virus. Un tratamiento equivocado puede ser mortal.

Para la bacteria quizás funcione el antibiótico, para el virus, resfrío y demás, será mejor algún antigripal. Los antibióticos no pueden atacar a los virus.

El virus es microscópico y agente infeccioso que evolucionó para reproducirse dentro de la célula que infecta.

En ningún caso puede beneficiar al organismo humano.

Las bacterias pueden ser útiles porque existen las buenas y las malas.

Las malas causan enfermedades y son llamadas patogénicas por los científicos.

Las bacterias buenas habitan dentro del sistema digestivo y ayudan a su funcionamiento correcto según afirma el médico que cuida mi salud.

Me decía un buen Suizo productor de excelentes y variados quesos en “Minga Guazú” Km. 16 (2011).

Así como hay bacterias que afectan la salud humana, hay otras que “son útiles y necesarias. Dentro de este amplio grupo se encuentran las bacterias lácteas utilizadas en la elaboración de queso, yogur y la mantequilla.” Ignorante total, me dejó con la boca abierta y cuando probé su queso, me llenó de saliva...

Y aquí llegamos al punto de nuestro mayor interés: el tamaño chico (débil), y el grande (fuerte).

No se puede olvidar a David y Goliat, un par de personajes bíblicos (Samuel 17, 49-50), que su historia nos muestra que no hay enemigos chicos.

Goliat gigante y poderoso y David pequeño y débil. Empieza la gresca y David “mete su mano en la bolsa, saca una piedra” filosa y la tira con honda, clava en la frente de Goliat y lo mata al instante.

Sin arma alguna David, y espada en mano muere Goliat.

¿Y que nos enseña esta genial metáfora?

Los más fuertes tienen también puntos débiles.

Es posible la victoria del débil frente al más fuerte

No hay enemigo pequeño !

¿Y el tamaño de los invisibles que estudiamos?

Las bacterias tienen un diámetro de 0,6 y 1 micrómetro (milésima parte de un milímetro) de manera que pueden verse en un microscópico óptico, mientras que los virus de un tamaño mucho menor, solo puede detectarse por microscopia electrónica según los científicos.

No sé si la corona del virus ampliara el tamaño de este ser súper-invisible. Pero queda claro, según la ciencia, que el virus es 100 veces más pequeño que la bacteria.

Estas criaturas pequeñísimas, los coronavirus, son capaces de destruir y matar otros seres vivos 15 o 20 millones de veces más grandes como somos nosotros los seres humanos.

Su etimología viene del latín; virus significa VENENO, y en la pandemia que vivimos (mayo 2020) ya asesinaron a más de 1/4 millón de hombres, mujeres y niños.

Más claro… agua: ¡NO HAY ENEMIGO CHICO !

Lectores: 543

Envianos tu comentario