Por más que la cúpula liberal y algunos medios afines destaquen el “alto grado de participación” de los liberales en su interna, a la hora de analizar fríamente lo sucedido el último domingo, algunos números asustan: 61 mil afiliados votaron en blanco, es decir, el 15% de los liberales expresó su rechazo a la candidatura de consenso. Alegre sacó 346 mil votos, lo que lo ubica muy lejos de los más de 500 mil que alcanzó Horacio Cartes en la interna colorada.
El PLRA sumó en total 420 mil votos, o sea, la mitad de lo que sumó la ANR. Esto, sin una Alianza electoral competitiva a la vista, pone las cosas más que difíciles para el PLRA y su principal y hasta ahora único aliado, el PDP del devaluado Rafael Filizzola.
La candidatura de Efraín Alegre se construyó en base a la fantasía de que su gestión al frente del MOPC fue una de las más exitosas de la era democrática, por lo que basta con dinamitarla para hundirlo. Y eso es lo que piensan hacer los Colorados en estos cuatro meses de campaña según pudo saber NOVA.
Licitaciones amañadas y a los apurones, cambió de obras por adhesiones, estrechos vínculos con la llamada “mafia del asfalto”, promesas de multimillonarias privatizaciones a empresas aeroportuarias, infinidad de obras inauguradas y a medio terminar, son algunas de las bombas que guardan los colorados en el arsenal con el que sepultarán definitivamente las aspiraciones de Alegre.
Incluso, según fuentes de 25 de Mayo, más de un “Llanista” ya se ha ofrecido a pasar información “confidencial” sobre la disipada vida privada que llevaría el candidato de consenso.
Es que los enemigos de Efraín se cuentan “de a montones” entre las filas de su propio partido.
Blas Llano, el gran triunfador
Mucho más frio y calculador, Blas Llano jugó con la desmedida ambición de Alegre, jugó sus cartas y ganó ampliamente. A cambio de “entregar” la precandidatura presidencial mantuvo el control del PLRA y se aseguró el número uno del Senado. (Más el tres para Gómez Verlangieri y el siete para Enzo Cardozo)
Si a esto le sumamos que tiene la mayoría de candidatos a gobernadores y diputados en todo el país, su control partidario es prácticamente absoluto.
Alegre apenas cuenta con el apoyo incondicional de Carlos Amarilla (cuatro para el Senado), y del matrimonio demócrata-progresista Filizzola-Masi, quienes prometen aportar mucho entusiasmo pero pocos votos.
En pocas y gráficas palabras: Alegre quedó de rodillas ante su eterno rival partidario.
Se olvidó del fraude
La incoherencia y ambición de Efraín Alegre lo ha llevado al punto de olvidar que este mismo TEI que comenzó a juzgar las actas de la interna, fue el que él mismo acusó de haber perpetrado un escandaloso fraude en la Urna Móvil de abril de 2012.
