

El régimen argelino ha sufrido un nuevo revés diplomático en su intento de promover la autoproclamada “rasd” en el Parlamento Centroamericano (PARLACEN). Una iniciativa impulsada por un pequeño grupo de diputados de izquierda, afines al régimen de Nicaragua, fue ampliamente ignorada en la sesión del 28 de mayo, reafirmándose el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara. La maniobra, liderada por el diputado nicaragüense José Antonio Zepeda, buscaba la aprobación de un texto a favor del Polisario.
Sin embargo, la propuesta no encontró eco en el hemiciclo, generando más bien incomodidad entre los parlamentarios. La delegación guatemalteca, con el respaldo explícito del expresidente Alejandro Giammattei, respondió con firmeza, reiterando su apoyo a la soberanía de Marruecos sobre sus provincias del Sur.
Esta postura, según los diputados guatemaltecos, se fundamenta en una larga historia de cooperación, visitas de campo y el reconocimiento de Marruecos como «socio estratégico del PARLACEN que trabaja por la paz, el desarrollo y la unidad entre los pueblos», tal como se recoge en el artículo 2 de la declaración emitida.
Este episodio se suma a una cadena de fracasos diplomáticos para Argel, cuya cuya estrategia en el tema del Sáhara parece cada vez más errática.
Aislado y con escaso apoyo internacional, el régimen argelino se aferra a un proyecto separatista obsoleto, mientras desatiende las necesidades de su propia población. Su diplomacia, reducida a buscar el respaldo de regímenes aislados y a movilizar intermediarios sin influencia, contrasta con el dinamismo y la solidez de la diplomacia marroquí.
En abril de 2025, el presidente del PARLACEN, Carlos René Hernández, realizó una visita a El Aaiún, capital del Sáhara marroquí, y posteriormente fue recibido en Rabat a principios de mayo. Estas visitas, según observadores, consolidan el reconocimiento internacional de la soberanía marroquí sobre el Sáhara.
Mientras Marruecos fortalece sus alianzas y participa activamente en la estabilidad regional, bajo el liderazgo de SM el Rey Mohammed VI, Argel continúa invirtiendo recursos en campañas antimarroquíes, llegando incluso a prohibir productos culturales y gastronómicos procedentes de Marruecos. Esta obsesión, que raya en lo absurdo, contrasta con la precariedad y las restricciones a las libertades que sufre la población argelina.
El incidente en el PARLACEN confirma la creciente consolidación de la posición de Marruecos en la escena internacional y el aislamiento del régimen argelino en su postura sobre el Sáhara marroquí.
La soberanía marroquí es una realidad histórica, jurídica y diplomáticamente reconocida; que no se ve afectada por las maniobras de grupos marginales (Rue20 Español/Rabat).