Opinión
Panorama político nacional

El error de Kattya

Kattya González.

Por José Maria Quevedo

La oposición no hizo una lectura correcta del contexto y la importancia que la ciudadania realmente podía darle al juicio político contra la fiscala general Sandra Quiñónez.

Esto les impidió trazar una estrategia que les permitiera conseguir el apoyo suficiente para lograr su destitución.

Creyeron que “sus” intereses eran los mismos intereses de todos los paraguayos. Y se equivocaron. Como ya es costumbre. Ensayo y error, aunque siempre más error que ensayo.

Convencida de que sabía muy bien lo que hacía, Kattya González lanzó hace tres semanas su precandidatura presidencial, convocó a la ciudadania a la Plaza de Armas y leyó ella solita, completo, el libelo acusatorio. A la plaza no fue nadie y el juicio se frustró por falta de votos. Kattya hizo todo al revés y estrelló su candidatura de salida.

Si hubiese leído el último estudio de Latinobarómetro quizás se evitaba el papelón. Según este indicador (uno de los más serios del continente) el 98% de los paraguayos piensa que el poder lo detenta un grupo determinado de personas en su propio beneficio. O sea; los asuntos del poder no le importan a nadie.

Y el juicio a la fiscala general es, precisamente, uno de esos asuntos.

Pretender movilizar a la gente por una causa que solo le quita el sueño a Vargas Peña y cuatro locos más, es no solo no entender el mundo en que vivimos sino ignorar por completo la historia reciente.

La última movilización masiva en Paraguay se produjo por falta de medicamentos para los internados por COVID. El estallido chileno por el incremento en el pasaje del transporte público. La crisis en Colombia por un impuestazo. Y puedo seguir.

Nadie invierte un minuto de su vida para protestar por temas que no le afectan de forma directa o le indignan.

Salvo excepciones, los políticos en Paraguay se caracterizan por su enorme capacidad de improvisación. Analizar situaciones a partir de datos concretos, planificar, consultar a profesionales de las ciencias sociales, tener en cuenta la posible respuesta de su adversario, contemplar imprevistos y jugar de manera estratégica, no es lo suyo.

Conocí un “experto” que sabía exactamente cuantos votos iba a sacar Mario Abdo en las presidenciales de 2018 y cuanto le iba a afectar su vínculo con el stronismo. El vínculo no lo afectó ni un poquito y sacó muchísimos más votos de los que el “catedrático electoral” pronosticó.

A los colorados les alcanza con tener cuatro o cinco cosas bien claras para ganar una y otra vez las elecciones. La incapacidad de análisis en los no colorados llega a tal punto que siguen creyendo que para derrotarlos hay que seducir ¡a parte de su electorado!.

Claro, no se enteraron que el 50% de los paraguayos reconoce no tener filiación política alguna. O sea, tienen la mitad del electorado esperando una propuesta electoral que los movilice pero prefieren buscar el voto de electores que tienen decidido hace rato a quien van a apoyar.

La “estrategia” opositora es sencilla; juntarse todos y confiar en que la ciudadania, presuntamente cansada de la ANR, acuda en masa a votarlos

Así las cosas “Difícil que el chancho chifle” o mejor “Difícil que el colorado pierda”.

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