Opinión
Panorama político nacional

La furia de la directora

Nenecho y la venganza de La Directora. (Dibujo: NOVA).

Por José Maria Quevedo

Fría y calculadora, la directora lo espero en silencio. Mientras preparaba el ataque definitivo, distrajo la atención con notas sobre baches, obras y declaraciones desacertadas de quien dijo “conocerla bien”. Estaba claro, no le iba a perdonar jamás ese tuit donde la había tratado de burra.

“Buen día Natalia Zucolillo, te conozco demasiado bien, desde cuando estudiabas con mi Hna en casa y te ayudaba a pasar los exámenes por tu corta capacidad de aprender! Tus tapas no me van a amedrentar ni mucho menos hacer retroceder en mis decisiones! Cumpla la ley” tuiteó “alegremente” a principio de junio Nenecho, incapaz de advertir las consecuencias que ese comentario le podría acarrear.

Según un estudio publicado por el CIRD en 2018, el 36,4% de encuestados define su voto semanas antes de las elecciones, mientras que 19,7% lo hace el mismo día.

Seguramente fue por esto que, la directora, decidió descargar toda su artillería contra Nenecho justo dos semanas antes de los comicios.

Eligió un tema sensible, que nos afecta a todos y que ya demostró su eficacia a la hora de tumbar proveedoras, funcionarios y ministros: el gasto público en pandemia.

Los “Nenecho Papers” revelaron un manejo discrecional de los fondos destinados al combate del COVID.

Se denunciaron direccionamientos, sobrefacturaciones y compras injustificadas que se “linkearon” con artículos sobre el vertiginoso crecimiento del patrimonio personal del intendente y sus allegados.

La estrategia de la directora fue casi perfecta. ¿Por qué decimos “casi”? Porque puede que a partir de las publicaciones de su diario, los electores que permanecen indecisos tengan razones suficientes para no votar por Nenecho, pero ¿qué razones tienen para hacerlo por Nakayama? Porque convengamos que el candidato liberal no hizo mucho para ganarse el apoyo de la gente. Rebanar una sandia vestido de “samurai” después que Nenecho lo “acusara” de japonés fue sin dudas un acierto simpático, pero de ahí a movilizar al electorado...

Además, en un contexto de desafección política extrema, creer que porque un candidato es muy malo el votante irá corriendo a sufragar por el otro para “salvar Asunción” es por lo menos arriesgado.

Pero si la estratagema resulta, el problema lo tendrá Nakayama, que le deberá a Natalia la intendencia, contrayendo una deuda que la directora del diario que más influye tarde o temprano querrá cobrarse.

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