Opinión
Mientras Paraguay sufre

Los sojeros ganarán USD 2.000 millones más pero no darán un centavo adicional al fisco

La soja y los impuestos que no paga en Paraguay.

Por Jorge Villalba Digalo

Si la soja se vendiera este año a los mismos precios del ejercicio 2019 la ganancia que obtendrían los productores estarían algo por encima de 1.000 millones de dólares. Sin embargo la cotización en Chicago pasó de 314 dólares la tonelada en abril pasado a 577 dólares a fines de abril de este año. La sola disprada del precio generará GANANCIAS ADICIONALES de cuando menos otros 2.000 millones de dólares.

Héctor Cristaldo, presidente de la UGP, trató de minimizar las extraordinarias ganancias sojeras previstas para este año con el propósito de evitar que se les exija aumentar la irrisoria contribución al fisco de este sector que es el que más gana, más evade y menos aporta al fisco en un país que está entre los de menor presión tributaria de América Latina.

Cristaldo dijo que la mayoría de los sojeros ha negociado la soja por debajo de 400 dólares la tonelada, pero pocos días después los propios dirigentes de la Asociación de Productores de soja y la Cámara Paraguaya de Cereales y Oleagionosas lo dejaron en ridículo. (ver enlaces abajo)

Eno Michels, presidente de la Asociación de Productores Soja, Cereales y Oleaginosas (APS), dijo: “El precio final para el productor estaría en aproximadamente US$ 475 con el descuento de los gastos de logística”. De esta forma Héctor Cristaldo quedaba, una vez más, en ridículo dos días después de sus declaraciones que pretendían minimizar las extraordinariass ganancias ADICIONALES de los sojeros derivada solamente de la disparada del precio internacional.

En la campaña pasada el precio pagado al productor en finca estuvo en alrededor de 300 dólares la tonelada, mientras que según nuestros cálculos en el presente ejercicio como consecuencia de la gran suba de la cotización internacional el precio en finca rondaría los 510 dólares la tonelada La diferencia sería de 210 dólares la tonelada de ganancia ADICIONAL para el productor de soja, derivada exclusivamente del aumento del precio internacional, lo que significaría una GANANCIA ADICIONAL TOTAL de algo más de 2.000 millones de dólares de darse nuevamente una producción de 10 millones de toneladas. Esta ganancia adicional se sumaría a la ganancia de algo más de 1.000 millones que podrían haber obtenido éste año vendiendo a los mismos precios que el ejercicio pasado.

Millones de vacunas

Esta proyectada ganancia extraordinaria de algo más de 2.000 millones de dólares es una suma suficiente para comprar 200 millones de vacunas Sputnik o 1.000 millones de vacunas chinas, pero el estado no les cobrará un sólo centavo ADICIONAL para comprar una sola vacuna. Solamente les cobrará las bajas tasas de impuesto a la renta y de inmobiliario, que pese a ser los más bajos de América Latina, son objetos de una escandalosa evasión.

La ganancia de los sojeros (normal+adicional) este año rondaría los 3.000 millones de dólares, seis veces más de lo que ganan los bancos en tiempos normales. Esta suma impresionante, equivale al 75% de los ingresos impositivos del 2019, el último año prepandemico y es una cuarta parte de toda la deuda pública.

El 80% de la GANANCIA ADICIONAL, causada por la disparada del precio, unos 2.400 millones de dólares, irán a parar a manos de 6.000 productores de soja que concentran el 80% de las tierras, mientras tanto el desempleo, el hambre y la Covid azotan al país los cuatro vientos.

Estos dos únicos impuestos directos pagados por todo el sector agropecuario (Inmobiliario y Renta) rindieron el año 2019 unos 70 millones de dólares, suma que sirvió para mantener el estado funcionando por dos días.

La realidad es que el aporte sojero al fisco no alcanza siquiera para reparar las rutas que destruyen con los 500.000 viajes de camiones de gran peso en cada zafra, ya que se necesitan 120 millones de dólares anuales para mantener la red asfaltada de 6.000 kilómetros. Si a esto sumamos los subsidios, el gasto del estado en el que debería incurrir para descontaminar las aguas, los gastos de atender a los enfermos por exposición a los agrotóxicos, los subsidios a los campesinos desplazados que caen en la miseria etc, con certeza quedaría claro que lo recibido del Estado es superior al aporte impositivo de los sojeros.

Negocio de pocos

La soja es un gran negocio para unos pocos empresarios y pésimo negocio para el país en las condiciones actuales. La soja arrasa con los bosques y contamina las aguas superficiales y profundas, destruye la biodiversidad y arrasa con poblaciones enteras, destruyendo empleos y expulsando masivamente a los campesinos. En 500 hectáreas donde antes trabajaban 200 personas hoy trabajan 2 en la producción de soja, esto dio lugar a más de 1 millón de expulsados en los últimos 25 años.

Los empresarios de la soja también contaminan con agrotóxicos el ganado menor y las huertas, envenenan los alimentos y hasta el agua que beben los campesinos, por lo que terminan envenenandos. Nada es más violento que el proceso de sojización del campo. Preguntenle a los famliares del niño Silvino Talavera que un día volviendo a casa fue fumigado con glifosato, lo que le costó la vida.

Y como si todo fuese poco una gran parte de los sojeros desarrollan sus actividades en tierras malhabidas, que son más de 8 millones de hectáreas para lo cual los paraguayos le subsidiamos por temporadas el precio del gasoil. El 52% del gasoil va a parar a la producción de soja y el transporte. De la deuda de más de 350 millones de dólares que llegó a acumular Petropar unos 150 millones de dólares fueron consecuencia de subsidiar a los ricos empresarios de la soja. Deuda que alguna vez el economista funcional a los sojeros, Manuel Ferreira, propuso sea absorbida por Hacienda y pagada con emisión de bonos, de forma que la deuda acumulada por el subsidio a los sojeros sea pagada por todos.

Esta GANANCIA EXTRAORDINARIA de algo más de 2.000 millones de dólares debido a la disparada del precio del grano, que irán a parar en un 80% a 6.000 empresarios de la soja, merecen un trato EXTRAORDINARIO en materia tributaria de forma a paliar las pérdidas que ocasiona al estado la producción de soja. Pero el gobierno no solamente no maneja la posibilidad de hacer que los sojeros paguen impuestos razonables, sino que la última reforma tributaria eliminó la posibilidad de monitoreo ciudadano del impuesto a la renta pagado por el sector agropecuario. El IRAGRO fue derogado y creó el Impuesto a la Renta de las Empresas (IRE), por lo que el impuesto a la renta que paga el sector agropecuario quedó embutido en el nuevo impuesto. En eso consistió la reforma denominada de modernidad y simplificación tributaria.

Pero la reforma no se quedó ahi, además eliminó a la soja de entre los productos que el ejecutivo puede alzar la tasa del IVA al 10%. Los empresarios de la soja fueron los grandes beneficiados de la última reforma tributaria. Y así como están las cosas los sojeros, que éste año obtendrán ganacias escandalosas, sin embargo no realizarán ningún aporte adicional para la compra de una sola vacuna.

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