Opinión
Panorama Político Nacional

Mario Abdo Benitez termina bien un año en el que la pasó muy mal

Donald Trump y Mario Abdo en la Casa Blanca (Dibujo:NOVA).

Por José Maria Quevedo

Mario Abdo Benítez pensó que la del 31 de julio era su última noche como presidente. Tanto liberales como luguistas y colorados cartistas habían acordado su destitución e incluso conformado un gabinete tentativo en lo que luego se conoció como “la conspiración del taller”.

La crisis política generada por la firma del acta bilateral con el Brasil por la contratación de energía de la Itaipú se había salido de control y su surte parecía estar echada. Las renuncias de su canciller, Luis Castiglioni, el titular de la Binacional, Alberto Alderete el embajador en Brasil y principal negociador del acta, Hugo Saguier Caballero, no eran suficientes y el país pedía su cabeza.

Abdo y su vice, Hugo Velázquez, se reunieron a primera hora del jueves 1 de agosto en Palacio de López. Tras analizar la situación, el presidente decidió dejar el asunto en manos de su vice, que pasadas las 8 de la mañana se dirigió raudo hacia la residencia de la Avenida España; la continuidad o no del gobierno dependía de Horacio Cartes y el vice debía convencerlo de que la destitución del presidente no era lo mas conveniente ni para él ni para el partido.

Pero no fue solo Velázquez quien operó para evitar la destitución; Mauricio Macri, Jair Bolsonaro y el propio Trump (a través del embajador McClenny) expresaron su preocupación por las posibles consecuencias de terminar con un gobierno que no alcanzaba el año.

Cartes escuchó a Velázquez, habló con sus principales consejeros y ordenó su tropa no apoyar el juicio político. La sorpresiva decisión desconcertó a liberales, luguistas e incluso a algunos diputados y senadores cartistas que daban por descontado que estaban ante el final del gobierno de Mario Abdo.

El precio de la supervivencia parecíó ser muy alto; el gobierno quedó en jaque y la imagen de Abdo extremadamente debilitada. Cartes era otra vez el político más poderoso del país y en la percepción de la gente, quien realmente mandaba en el Paraguay.

Abdo puso en marcha una campaña para mejorar su imagen; viajó varias veces al Chaco para supervisar los trabajos de combate a los incendios que afectaban El Pantanal y viralizó una imagen en la que se lo veía bajando de un avión pistola al cinto.

Pero no fueron esas acciones las que le devolverían el control del país sino su buena relación con Bolsonaro y Trump.

El origen del renacer de Abdo quizás haya que buscarlo en los primeros días de setiembre de 2019, cuando la hija del presidente norteamericano, Ivanka, visito el Paraguay. Tanto Marito como la primera dama, Silvana Abdo, se dedicaron “full time” a atender a la ilustre visitante que se fue encantada con la pareja y el país.

La opinión de Ivanka terminó por convencer a Trump de algo en lo que el embajador McClenny venía trabajando desde que Abdo llego a la presidencia; debía recibir al mandatario paraguayo en la Casa Blanca.

Entre tanto, Marito reemplazó a Juan Ernesto Villamayor por Euclides Acevedo en Interior y le entregó la banca de su amigo Rodolfo Friedmann a un hombre de confianza de HC; Arnaldo Franco. Pese a los ataques de los medios del expresidente y el propio expresidente (recordemos la famosa frase “el lema de este Gobierno no es ‘caiga quien caiga’ sino ‘traiga quien traiga’”) Marito mantuvo a Carlos Arregui en la SEPRELAD y a Patricia Samudio en Petropar.

El 19 de noviembre la justicia brasilera pidió la detención de Horacio Cartes en el marco de la causa conocida como “Lavajato”.

El 22 de noviembre, la exdiputada Cynthia Tarragó fue detenida en los Estados Unidos por lavado y tráfico de drogas.

Dos semanas después, una delegación del FBI llegó al Paraguay con la intención de quedarse en el país por un buen tiempo.

El viernes 13 de diciembre, Donald Trump recibió a Mario Abdo en la Casa Blanca. La reunión fue un éxito.

Con Cinthya en una cárcel de Miami preparando cuidadosamente para el FBI la "listita" de los políticos paraguayos vinculados al narco, con HC acorralado por la justicia del Brasil y Trump expresándole su publico respaldo, Abdo cierra de la mejor manera un año en el que a punto estuvo de perderlo todo. El costo de una gobernabilidad sostenida por dos gigantes extranjeros ya es materia de otro análisis y lo cierto es que ni el más optimista de todos los abdistas hubiese soñado con un final así.

Lectores: 1300

Envianos tu comentario