Opinión
Sexagésima Cumbre

¿Mercosuricidio?

Esta semana se realizará en el país la Sexagésima Cumbre de Jefes de Estados del Mercosur.

Por Luis Gotte, especial para NOVA

Esta semana se realizará en el país la Sexagésima Cumbre de Jefes de Estados del Mercosur.

La idea de Unidad de la América Hispana es anterior a los tiempos de las luchas por la soberanía e independencia. No es una decisión política, es la tierra misma la que nos lo demanda, como parte del ADN de ese hombre nuevo, que es español, aborigen y tierra, y llamamos criollo o paisano.

El Congreso de Panamá -1826- intentará una Confederación de los Nuevos Estados Americanos, le seguirán el de México en 1841, Lima en 1847 y 1861 y Chile, 1856. Argentina se mantendrá distante, porque su visión es atlantista y no americanista. Esta idea de unidad será aprovechada por los Estados Unidos británicos, que convoca a la primera Confederación Panamericana, 1882, y en Bogotá, 1948, darán forma a la OEA (Organización de Estados Americanos).

La idea de una alianza estrecha entre Argentina, Brasil y Chile empezó a aparecer con fuerza hacia fines del S. XIX. En 1899, el presidente argentino Julio Argentino Roca se entrevista con su par brasilero, Manuel Ferraz de Campos, donde discuten la formación de “una liga de tres naciones, a fin de defenderse de posibles agresiones”, entre Argentina, Brasil y Chile. Recién, el 25 de mayo de 1915, darán forma al Pacto ABC para fomentar la cooperación exterior.

En 1940 el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Osvaldo Aranha y el ministro de Economía Federico Pinedo (que lleva adelante su Plan de Reactivación Económica) tratarán de configurar una Unión Aduanera y una misma legislación laboral. Será durante el Gobierno del general Juan Domingo Perón el último intento de una unidad continental. Se conforma un Bloque Regional entre Argentina, Brasil y Chile (ABC), que permitirá la creación del ATLAS (Agrupación de Trabajadores Latinoamericanos Sindicalizados), un movimiento obrero continental equidistante de Washington y de Moscú.

En 1991 surge otra posibilidad, los países de la Cuenca del Plata conformarán el Mercosur. Dirán Methol Ferré y Abelardo Ramos que, desde la época de la Independencia, es el suceso más importante para nuestras patrias.

Pasaron treinta años de su creación. Nada ha cambiado desde su primer día, parece todo congelado en el tiempo. No se discute el tema de los aranceles, por lo que Brasil está incómodo; tampoco lo referente a comerciar con bloques u otros países de manera más flexible, empujando a Uruguay a un Tratado de Libre Comercio con China de manera bilateral. Decisión que prohíbe el Tratado de Asunción y el Protocolo de Ouro Preto (1994). Mientras Argentina ha elegido un Mercosur rígido.

Los Estados Unidos británico, al igual que China, son reacios a estos bloques regionales. Para ellos es más práctico negociar bilateralmente. Obvio, dada las diferencias y desigualdades económicas, les es más ventajoso. El gigante asiático ha hipnotizado a los países de la región, donde algunos sonríen a Occidente y abrazan a China. Paraguay, al reconocer la independencia de Taiwán, es ignorado. Brasil como parte del BRICS está en mejor posición.

Carecemos de liderazgos políticos, por lo menos de la calidad de aquellos dirigentes que buscaban la unidad de nuestras patrias. Hoy es todo conveniencias políticas para mantenerse en el poder. No importa la Patria, a tal punto que, hasta el MERCOSUR ya es un escollo. La tabla de salvación es la inversión China.

Por último, la general del Comando Sur, Laura Richardson, ha expresado que su gobierno no seguirá tolerando el posicionamiento chino en la región. Por lo tanto, nuestras patrias deberán prepararse para un nuevo Gran Garrote 2.0.

El Mercosur está atravesando su peor pesadilla, su muerte por falta de liderazgos.

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