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Polémica en Caacupé

Monseñor Giménez realizó una homilía alejada de la realidad, politizada, y cargada de misticismo

Monseñor Giménez arremetió contra el matrimonio igualitario, la sexualidad, y las ocupaciones campesinas.

La esperada homilía de cada 8 de diciembre en Caacupé, tuvo como ejes temáticos el fortalecimiento de la familia, el rechazo al matrimonio igualitario, el aborto y las ocupaciones de tierra.

Monseñor Claudio Giménez, inició su prédica anual resaltando que el novenario tuvo como tema central el matrimonio y la familia, a la que definió como institución “profundamente bíblica” para continuar refiriéndose al Bicentenario: “El pueblo salió a las calles, fue el despertar de un país que grito que quiere vivir en paz y libertad. Fue palpable la victoria del bien sobre el mal. Crecimos en conciencia país e identidad nacional” dijo Giménez, para agregar que después del Bicentenario “los paraguayos nos queremos más”.

“Estamos agradecidos a Dios por nuestra historia, que es una historia sagrada, como la de Israel, conducida por Dios…”

Inmediatamente, el obispo arremetió contra el matrimonio igualitario y la orientación sexual de las personas: “Surge cada vez más fuerte y agresiva la propuesta de la infidelidad matrimonial y el amor libre, la infidelidad y el aborto que se pretende legalizar… Y aparecen el varón que, porque quiere, decide vivir como mujer y la mujer que decide vivir como varón. Así viven, sin futuro, sin ideal, sin Dios, porque todo es relativo para ellos y la confusión no tienen límites, y la familia vive dispersa”.

El prelado destacó como victoria del bien sobre el mal el trabajo de la ONG “Un techo para mi país” constituida por jóvenes generosos que trabajan “sin crear dependencia ni mendicidad, sin pedir votos, les digo a ustedes señores políticos que están escuchando, y los que están en el gobierno utilizando muy bien ciertas cosas, también”

Giménez instó a los jóvenes a salir a misionar para devolverles la fe a esos hermanos “drogadictos, ladrones, asaltantes y asesinos, que están desorientados”.

“Deben ser como la mujer del apocalipsis que vestida de sol pisa la cabeza de la serpiente” ejemplificó.

En otro pasaje, el obispo definió el sexo sin amor “como intercambio egoísta que rebaja al ser humano a la dimensión animal”.

Pedido y anuncio

Pero los dichos que mayor repercusión generaron fueron los que hicieron referencia a las ocupaciones campesinas, señalando que “con la violencia no se construye el país” y pidiendo “que se acaben las ocupaciones, y los que las dirigen, creo que algunos de ellos se encuentran entre nosotros ahora mismo, y se busquen soluciones diferentes, bien pensadas”.

Solicitó también terminar con los grupos armados y el narcotráfico “para que nuestras familias vivan mejor y más seguras, para que vivan en paz, con trabajo para todos”.

Por último, hubo un pedido al estado paraguayo: “Los Obispos, en nuestra Carta Pastoral, solicitamos crear el Ministerio de la Familia y la Vida, difundir y proteger el matrimonio civil entre varón y mujer, proteger la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural, jamás el aborto. Mantener los valores referentes a la cultura paraguaya en relación a la familia y el derecho de sus padres a educar a sus hijos en el concepto objetivo y real del varón y la mujer”.

También pidió a la Pastoral Familiar que prepare a los jóvenes para que “se casen para siempre”.

Para finalizar, Giménez anunció la creación de la Academia Episcopal de Ciencias por la Vida y la Familia, dependiente de la Universidad Católica, para dotar a la institución familiar de un sustento doctrinario y científico.

Desfasada en el tiempo y conservadora en extremo, la predica de Monseñor Giménez concentró la atención de un país donde la fe es lo único que a muchos les queda.

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