¿Puede pasar? Sí. De hecho sucedió en 2015 cuando después del mediodía, el electorado asunceno dió vuelta una elección que hasta el propio Mario Ferreiro creyó tener perdida.

¿Es arriesgado? Muy. En un contexto de desafección política y con un candidato colorado que no es percibido como un político “tradicional”, sino más bien como “el chico de Yingo”, joven y agradable, que no lo viene haciendo “tan mal” en comparación con las desastrozas gestiones que le precedieron

Debemos agregar que así como Nenecho es mucho mejor candidato que Arnaldo Samaniego, Nakayama es bueno, pero no tanto como lo era Mario Ferreiro en 2015.

En un contexto de desafección política y baja participación del electorado independiente, el candidato no puede dejar la elección en manos del destino y las redes sociales (otro tema sobre el que se debería reflexionar porque ni Paraguay es EEUU ni todos los políticos paraguayos son Obama…).

Los más prestigiosos estrategas y analistas de campañas coinciden hoy que para movilizar un electorado que siente que la política no le cambia la vida, se necesita un causa que los identifique, que los conmueva, que los conecte con la realidad y el candidato. Es decir; no alcanza con las tapas de ABC y un acuerdo con Patria Querida para conseguir el voto de una generación que ya no lee el diario y resuelve los asuntos por su propia cuenta.

Los microclimas que generan los grupos de WhatsApp y los adulones que abundan en la política y tienen una extraordinaria capacidad para posicionarse cerca del candidato, hacen el resto del trabajo.

Si Nakayama no se da cuenta que tiene todo para ganar, pero que sino aprieta el acelerador Nenecho "se lo come", su traspié será histórico.