Nenecho invirtió en obras lo mismo que cobra la “mimada” de Bachi en el Congreso
En Asunción, las cifras parecen tener sentido solo al revés. En junio de 2025, el entonces intendente Óscar “Nenecho” Rodríguez cerró su gestión con una inversión de apenas G. 35 millones en obras públicas. Una suma modesta, casi simbólica, si se piensa que se trataba del último mes de un mandato que había prometido “transformar la ciudad”.
Con ese monto, apenas alcanzaría para reparar un par de baches, pintar un cordón o colocar un cartel anunciando una obra que nunca comenzó. Pero los números no mienten: en el presupuesto municipal, las obras quedaron en el olvido, y los gastos en personal se llevaron la mejor parte.
A varios kilómetros del Palacio Municipal, en el Senado, la historia fue distinta. Allí, Leticia Chamorro Giménez, hija de una aliada política del presidente de la Cámara Alta, Basilio “Bachi” Núñez, vio florecer su carrera con una velocidad envidiable. En solo 15 meses, su salario pasó de G. 7 millones a más de G. 31 millones, una multiplicación por cuatro digna de estudio económico.
Mientras en la capital la inversión pública se achicaba como un charco en verano, los ingresos en el Congreso crecían como pasto bajo la lluvia.
Una ciudad entera recibió G. 35 millones en obras; una funcionaria, G. 31 millones en sueldo.
Las comparaciones pueden ser odiosas, pero también inevitables: el dinero que el intendente destinó a todo Asunción en un mes casi equivale a lo que el Senado paga a una sola persona en treinta días.
En un país donde la desigualdad suele expresarse en porcentajes, esta vez se resume en dos cifras redondas, fáciles de recordar. Dos números que cuentan la misma historia de siempre, pero con distinto escenario: el del poder que se multiplica arriba, mientras abajo las obras siguen esperando turno.
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