Por José Maria Quevedo
Las tapas y artículos de ABC y UH contra Santiago Peña y Horacio Cartes y las de La Nación contra Efraín Alegre y Soledad Núñez, producen un desgaste y un hartazgo que benefician al candidato anti-sistema.
La polarización no es entre “Efraín y Santi”, es entre “la política” y la “anti-política”.
Payo lo entendió antes que nadie y como ninguno, y hoy empieza a cosechar lo que viene sembrando (y otros siembran por él) desde hace (por lo menos) cinco años.
La gran mayoría de políticos y analistas locales consideran a Paraguay un caso “especial” donde ninguno de los fenómenos que se producen en el mundo puede replicarse. El próximo 30 de abril, Payo Cubas puede derrumbar este mito.
Los procesos electorales en América Latina se han caracterizado por la aparición en sus tramos finales de candidatos “inesperados” que trabajan muy bien las redes sociales y crecen a partir de un posicionamiento "anti-sistema"
Producto de sus disputas de poder, los principales medios del Paraguay tomaron partido: ABC y Última Hora decidieron apoyar a Efraín Alegre contra el candidato del Grupo Cartes, Santiago Peña.
Análisis
La guerra de denuncias parece haber terminando de alejar al votante “independiente” de los candidatos “del sistema”, impidiendo que uno y otro trasciendan su voto estructural.
En este contexto, un candidato anti política y anti sistema como Payo Cubas, capitaliza ese desgaste que producen los medios de mayor alcance y que termina siendo nocivo para la política en general. La intensidad y lo prolongado de las campañas completan el combo.
El bombardeo diario aturde. El sesgo y la manipulación generan descreimiento y escepticismo.
La influencia de los medios en el voto es (por lo menos) cuestionable, y como ejemplo podemos mencionar las elecciones municipales de 2021 en donde la campaña de ABC contra el candidato a intendente colorado de Asunción, Nenecho Rodriguez, no tuvo mayor impacto, ganando este la elección por más diez puntos sobre el liberal Eduardo Nakayama.
El discurso equivocado
La estrategia discursiva adoptada por ABC, UH y Nación puede terminar perjudicando a los candidatos de los partidos tradicionales, movilizando a los “independientes” a favor de Payo.
“No doy a basto, se llenaron mis listas de veedores y apoderados. Y encima que todos voluntarios estoy orgullosa de la juventud paraguaya” me dijo el viernes por la tarde una encargada del equipo de Cruzada Nacional en el Guairá.
Son universitarios y asalariados de entre 20 y 30 años que se ofrecen para controlar el voto sin pedir un solo guaraní a cambio.
¿Qué los motiva? El hartazgo
“Voy a cuidar el voto porque estoy harto. No puede ser que este país esté así”.
Como nunca antes, el “sistema” se expone a un “cachetazo” inesperado y todo lo que haga por evitarlo, contribuye a recibirlo.