Las tensiones en la frontera entre Azerbaiyán y Armenia, enemistados históricamente por la región de Nagorno Karabaj, se han incrementado en el último mes después de los combates de 2020, que dejaron más de 6.000 muertos.

Estas cifras siguen aumentando a pesar de los esfuerzos por retirar más de 35.000 minas de casi 100 millones de metros cuadrados en los territorios liberados en los 200 días transcurridos desde la firma de la Declaración Conjunta.

La negativa de Armenia a entregar los mapas de los campos de minas también ha obstaculizado los esfuerzos de Azerbaiyán por devolver a sus hogares a las familias y comunidades desplazadas internamente hace 30 años.

“Nos gustaría recordar que, hace algún tiempo, se detuvo a un grupo de personal de las fuerzas armadas armenias que se infiltró en el territorio de Azerbaiyán en dirección a Kalbajar e intentó cometer un acto de sabotaje colocando minas en las carreteras. Esto demuestra una vez más que la parte armenia sigue suponiendo una grave amenaza para la vida y la seguridad de sus soldados y civiles y busca una escalada de las tensiones en la región”, advirtieron desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de Azerbaiyán.

En este sentido, señalaron que “toda la responsabilidad por el hecho de que los civiles azerbaiyanos hayan muerto a causa de las minas terrestres en acto de servicio recae en Armenia”.

El Ministerio de Asuntos Exteriores hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que rechace la flagrante violación de Armenia a sus compromisos, incluida la colocación deliberada de minas, y exija que cumpla sus obligaciones en virtud del derecho internacional. “Azerbaiyán tomará todas las medidas necesarias para garantizar la paz y la seguridad", finalizaron.