La última operación de colon a la que se sometió el 4 de julio pasado, en el Policlínico Gemelli de Roma, habría sido de urgencia, y no programada como se informó oficialmente. Tal es así que el secretario de Estado, Pietro Parolin fue tomado por sorpresa.

Los médicos habrían insistido en mantenerlo internado para practicarle otros exámenes en profundidad, pero no tuvieron éxito. Llamó mucho la atención que los comunicados de prensa sobre la salud del Papa estuviesen firmados por la oficina de prensa vaticana y no por los médicos que lo trataron.

El sitio Il Sismografo, cercano a la Sercretaría de Estado Vaticano, reveló "condiciones severas y degenerativas y la enfermedad también podría ser crónica". En el mes de diciembre el Papa Francisco tendrá la misma edad en la que Benedicto XVI decidió abandonar la máxima jerarquía de la Iglesia Católica.

Los rumores dan cuenta de que han comenzado a circular las candidaturas para sucederlo. La competencia entre los cardenales se ha puesto en marcha. El Vaticano acaba de salir a desmentir "oficialmente" la información, pero el tono críptico de la respuesta sólo consiguió aumentar las especulaciones.