Además, como miembro y Presidente Pro Tempore del Mercosur, tiene un peso importante en las conversaciones comerciales regionales y globales, incluso con la Unión Europea.

Sin embargo, no todo son luces para Paraguay. El país también enfrenta desafíos internos, como el tráfico de drogas y la corrupción institucional. Ciudad del Este, en la frontera con Brasil y Argentina, ha surgido como un centro de actividad comercial, pero también ha atraído la atención de organizaciones extremistas como Hezbollah.

A pesar de estos desafíos, el país ve oportunidades para su crecimiento económico, especialmente bajo el liderazgo pro mercado del actual Gobierno de Santiago Peña.

Sin embargo, la sombra de la corrupción, especialmente asociada con figuras políticas como el ex presidente Horacio Cartes, sigue afectando la percepción de estabilidad y seguridad jurídica para los inversores.

Es así que Paraguay se encuentra en una encrucijada: mientras busca afirmar su posición en la región y en el escenario global, también debe abordar sus problemas internos para aprovechar todo su potencial como una nación emergente en América del Sur.