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Hermandad latinoamericana en juego

VIDEO | "Invasores repletos de Covid-19": audio viral de una uruguaya discriminando a los paraguayos

La mujer afirma que las personas de otros países “rompen las bolas”. (Dibujo: NOVA)

Hace 5 años en Argentina se volvió viral un audio en donde una chica de Nordelta (localidad urbana en el Partido de Tigre, provincia de Buenos Aires), una cirujana que planteaba su queja ante una administradora porque no “le divertía” que sus vecinos del lote contiguo no encajaran con sus determinados códigos de “estética visual, moral y ética”.

“La Cheta de Nordelta”, como se bautizó ese fenómeno de Internet, pasó las barreras y se convirtió en debate a través de todos los medios de comunicación y redes sociales. Ahora, y una vez más tras la viralización de un nuevo audio, se instala el debate sobre si es tan real la mencionada “hermandad latinoamericana”.

En este nuevo material surgido de una historia de Instagram y filtrado en las redes, una mujer residente de Punta del Este se refiere a los brasileros, paraguayos y argentinos como “invasores repletos de Covid-19” y con desesperación solicita ayuda para no vivir ese “infierno inmundo”. Se trata de los 15 días fuertes del verano (del 25 de diciembre al 8 de enero) en su ciudad, por la llegada de los turistas.

Pide a sus amigas del interior al menos un “colchón” en el campo donde “no haya seres humanos” y que la ayuden a salir de Punta del Este, por que su ciudad balneario se transformará en un “asco, en un vómito”.

Lo más sorprendente en la similitud de ambas “chetas”, tanto la nordelteña como la puntaesteña, es su desprecio por la condición de sus pares, ya que mientras la cirujana se quejaba de los “perros que gritan”, sus vecinos “bestias”, “tomadores de mate en el muelle” y también sus “reposeras de Mar del Plata”, por su lado la directora de Arte de Punta del Este se queja por los brasileros, paraguayos y argentinos que llenan sus restaurantes, gritan al hablar y “rompen las bolas”, así como de las diferencias de manejo de sus autos (en la rotonda) y de los padres de “niños que corren”.

Sin lugar a dudas, ambas coinciden en una vil discriminación por temas de “códigos de estética visual” tal referenció la nordelteña, pero por su lado la puntaesteña se enmarca aún más en una pronunciada tendencia xenófoba. Ambos debates nos llenan de interrogantes que aún no parecen tener respuestas claras: ¿Se trata de “lobas solitarias” dentro de sus círculos sociales? ¿O ambas representan los pensamientos discriminatorios y xenófobos de la mayoría?

¿Los argentinos son clasistas y discriminan según la posición económica y el estrato social al que pertenecen sus pares? ¿La hermandad latinoamericana es puro cuento y la xenofobia es moneda corriente a la hora de sentirse invadidos por los vecinos de países limítrofes? El debate, sin lugar a dudas, ya está abierto y solo resta aguardar si durante las próximas semanas se arrojará algo de luz para saber cuál es la verdad.

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