Por Martín Stigliano (*)
En un mundo donde se debaten como nunca la equidad de género, la igualdad y la inclusión, el Día Internacional del Hombre, celebrado el 19 de noviembre, nos brinda una valiosa oportunidad para reflexionar sobre cómo podemos avanzar hacia un futuro más igualitario y saludable. Ya que esta fecha busca que los hombres tengan una participación activa en la construcción de un mundo más igualitario e inclusivo.
Un ejemplo es involucrarse en temas relacionados con la salud y el bienestar de mujeres y niñas, específicamente en gestión menstrual. Aunque sus posibles motivos pueden quedar sujeto a análisis, debemos admitir que este tema no siempre fue apoyado por parte del género masculino en especial en otras generaciones. Sin embargo, es prioritario comprender que debe ser abordado con sensibilidad, apertura y sin tabús entre ambos sexos, con el objetivo de promover una sociedad inclusiva y consciente en donde sea visible lo esencial que resulta involucrar a los hombres en la educación sobre higiene y salud femenina.
Al respecto, el reciente Reporte de Higiene y Salud 2023-2024 de Essity pone en relieve la necesidad de romper barreras y generar acciones concretas para mejorar la salud de mujeres y niñas y manifiesta que uno de los principales desafíos que enfrentan es la falta de información sobre la menstruación. De hecho, según la última Encuesta Global de Higiene y Salud de Essity, solo el 55 por ciento de las personas consultadas afirmó tener conocimientos sobre este tema, imponiendo de esta manera una oportunidad para que los hombres se involucren y contribuyan al cambio.
Es fundamental entender que la salud menstrual va más allá de la biología, que también trata el bienestar físico, mental y social. Para alcanzar este bienestar, las mujeres y los hombres también deben contar con acceso a información precisa, infraestructura adecuada y productos menstruales accesibles y un entorno de apoyo sin estigmatización y libre de tabús.
La inclusión masculina en la conversación sobre la salud menstrual y los procesos biológicos naturales en la mujer no solo derriba tabúes, sino que también fomenta una comprensión más profunda y empática de las experiencias femeninas. La Encuesta Internacional sobre Hombres e Igualdad de Género realizada por el Fondo de Población de las Naciones Unidas reveló que los hombres jóvenes tienen más probabilidades de mantener opiniones inequitativas sobre el género que los hombres mayores, motivo por el cual destaca aún más la imperiosa necesidad de trabajar sobre estas percepciones desde una edad temprana, permitiendo a los niños desarrollar habilidades relacionales y emocionales de manera plena y libre de estereotipos.
La educación sobre salud menstrual en las escuelas es un paso importante hacia la normalización de este tema. Al proporcionar información precisa y accesible sobre el ciclo menstrual, no solo se empodera a las niñas, sino que también se educa a los niños sobre las realidades que enfrentan sus compañeras, contribuyendo desde un enfoque inclusivo y educativo a la construcción de una sociedad más equitativa y empática.
La realidad en Argentina refleja estos desafíos de manera concreta. Hoy en día, se calcula que la pobreza menstrual afecta a más de 12 millones de personas que menstrúan en el país. Esto se traduce en dificultades para acceder a productos básicos de higiene femenina, hecho que puede impactar significativamente en la formación y participación de las niñas en la educación porque sabemos que la vergüenza y la incomodidad asociadas a la menstruación también contribuyen a la ausencia escolar y la limitación en la participación en actividades sociales y deportivas.
En Essity, creemos en la importancia de esta inclusión y reforzamos nuestro compromiso para trabajar de manera consistente en la promoción de iniciativas o programas educativos en escuelas, como el que llevamos adelante desde hace una década a través de Nosotras para acercar información a niños y niñas en edad escolar y del cual participaron más de 500 mil estudiantes sólo en los últimos tres años.
En otras palabras, reconocemos a la educación en salud menstrual como un eje esencial para el bienestar global y la igualdad de género, para el cual romper todas las barreras representa un paso necesario en la promoción de un diálogo global y local sobre este tema. Utilicemos este Día Internacional del Hombre como ese punto de partida que nos permita, mediante el esfuerzo colectivo, incluirlos a ellos en el diálogo para construir un futuro más equitativo dentro de una sociedad consciente, sincera y empática.
(*) Director de Consumo Essity Argentina, Uruguay y Paraguay.